sábado, 22 de diciembre de 2012

Tus ojos..


Son estos ojos míos que ya no me miran,
estos ojos que te contemplan, más allá del horizonte
más allá del pleno futuro,
estos ojos que no sienten ni saben de palabras vanas
de excusas impensables,
de pensamientos irrepetibles.

Son estas manos que ya no sienten
que no acarician más mi cuerpo llano,
este desierto inmenso de sensaciones sutiles
y vacío de arrepentimientos.

Estos ojos, estas manos, este cuerpo que ya no camina,
que no me llama, que no me espera, pero que te necesita.
Este corazón que camina sólo en este cuerpo sin vida,
se desplaza por esta casa vacía,
cada día más seco, cada día más lleno de agua salada..

Y qué  puedo decirte de estos labios?
Así, pacientes, necesitándote cada día más
como al café de la mañana y al desayuno caliente.

Cada cielo más despejado, cada mirada tan más suave
Suave como los suéteres de la abuela, cálidos como sus manos
como su abrazo nocturno y como el cuento antes de dormir.

Eres como los cuentos de hadas, tan lindos y tan crueles;
Me ocultas tantas cosas pero eres un libro abierto,
eres la contradicción y también esa esencia tuya habita entre estas cuatro paredes.

¿Qué hay de mi, si no hay nada de ti?
La forma de mover el lápiz, de sostener la taza,
esa familiar forma de hacerlo todo y que si no encuentro en nadie
es porque sólo puede habitar en nosotros,
en tu caminar descalzo y en el tacto del pasto,
en tu forma de esgrimir los problemas, en ese tosco perfeccionismo.

Estos ojos, estas manos, que tanto piden por ti y que tanto te necesitan
hoy están solos y de tanto esperarte secos, como el inmenso desierto..

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